ENSAYO: La Psicología del Engaño
Introducción
La psicología, desde su
consolidación como disciplina en América Latina, ha estado marcada por una
profunda tensión entre su vocación emancipadora y su subordinación a modelos
foráneos. En su obra, la psicología como engaño, propone una crítica radical a
la psicología, especialmente en el contexto colombiano, señalando su falta de
compromiso con la realidad sociopolítica y su funcionalidad a intereses de
poder. Se sostiene que la psicología, lejos de ser una ciencia neutra, ha
jugado un papel cómplice en la consolidación de formas de violencia
estructural, abandono social y dominación simbólica. Este ensayo pretende
reflexionar sobre las ideas centrales del texto, destacando la necesidad de una
psicología crítica, latinoamericanista y comprometida con las luchas sociales,
que se atreva a subvertir en lugar de adaptarse.
Desarrollo
Barrero inicia su crítica
recordando que la psicología llegó a Colombia en 1947, en un contexto de
profunda violencia política. Sin embargo, en lugar de comprometerse con la
comprensión y transformación de ese entorno, la psicología optó por la
indiferencia, ignorando sistemáticamente la realidad de las víctimas y
privilegiando marcos teóricos foráneos. Esta actitud, que el autor denomina como
“síndrome de la mirada extraviada”, revela una profunda crisis de legitimidad
en la disciplina. La psicología se construyó de espaldas a la historia del
país, desarrollando una práctica descontextualizada que ha contribuido más a la
adaptación de los sujetos a un orden injusto que a su transformación.
Uno de los elementos más
potentes del libro es la identificación de lo que Barrero llama el
"engaño" de la psicología. Este engaño no es una simple mentira, sino
un complejo entramado institucional, académico y profesional que perpetúa un
saber desligado de las necesidades populares. A través del análisis de los
grupos de investigación registrados en 2016, el autor evidencia el escaso
interés de la academia psicológica por abordar problemáticas estructurales como
la violencia política, la desigualdad social o la memoria histórica. La
psicología hegemónica, afirma, ha preferido reproducir esquemas eurocéntricos,
centrados en el individuo, y ha dejado de lado los contextos que producen
sufrimiento y exclusión.
En este sentido, el autor
retoma la propuesta de Enrique Dussel sobre la política de la liberación para
plantear una nueva forma de entender la psicología. Toda psicología es
política, sostiene Barrero, porque siempre se posiciona –consciente o inconscientemente–
frente al poder, la justicia y la dignidad humana. Así, no basta con enunciar
principios éticos en códigos deontológicos: se requiere una praxis coherente
que materialice esos principios en acciones concretas a favor de los más
vulnerables. La psicología debe renunciar a su pretendida neutralidad y asumir
su responsabilidad histórica frente a la vida, el sufrimiento y la memoria.
Otro aspecto central del
libro es la crítica a la formación de psicólogos y psicólogas en América
Latina. Barrero denuncia una formación dominada por criterios tecnocráticos,
que reproduce sin cuestionamiento los paradigmas del Norte Global. En contraposición,
propone una educación comprometida con la realidad latinoamericana, que forme
profesionales capaces de “sentí-pensar” desde sus territorios, en diálogo con
las comunidades y sus saberes. Esta apuesta implica descolonizar la psicología,
reconociendo las epistemologías del Sur como fuentes válidas de conocimiento y
acción.
La propuesta ética de
Barrero se inspira fuertemente en la obra de Ignacio Martín-Baró, fundador de
la Psicología de la Liberación. Según esta perspectiva, el psicólogo no puede
limitarse a observar la realidad desde una torre de marfil, sino que debe implicarse
activamente en la transformación de las condiciones que generan sufrimiento.
Esto supone repensar el rol del psicólogo como agente de cambio social, al
servicio de la justicia, la equidad y la dignidad humana. La psicología debe
recuperar su dimensión humanista y transformadora, alejándose de prácticas que
patologizan la pobreza, culpabilizan a las víctimas o silencian las violencias.
Barrero también plantea
la necesidad de construir una psicología utópica, entendida no como una
fantasía irrealizable, sino como una orientación ética que guía la acción hacia
un mundo más justo. En este punto, el autor retoma las ideas de Fals Borda y Eduardo
Galeano, para quien la utopía actúa como un horizonte movilizador. En
contraposición a la ideología, que busca preservar el orden existente, la
utopía impulsa la transformación. Desde esta visión, la psicología no debe
limitarse a describir el mundo, sino a imaginar y contribuir a construir otro
posible.
Finalmente, el autor
plantea una dicotomía fundamental que atraviesa todo el texto: ¿adaptar o
subvertir? Mientras la psicología dominante opta por la adaptación al sistema,
invisibilizando las injusticias, una psicología comprometida debe atreverse a
subvertir el orden establecido. Esto implica una crítica profunda al papel que
ha jugado la disciplina en la historia de América Latina, así como una apuesta
decidida por una práctica coherente, ética y transformadora.
Conclusión
La psicología como engaño
es una obra valiente y provocadora, que interpela de forma directa a quienes
practican, enseñan o estudian la psicología en América Latina. Edgar Barrero
Cuellar nos invita a cuestionar las bases epistemológicas, éticas y políticas
de una disciplina que, en muchos casos, ha fallado a su promesa de contribuir
al bienestar humano. Frente a esta crisis de legitimidad, el autor propone una
psicología subversiva, situada, comprometida con las mayorías excluidas, que se
atreva a soñar con otros mundos posibles. Más que una denuncia, el libro es una
invitación a la acción: a desaprender lo aprendido, a construir desde el Sur
una psicología para la vida y la dignidad. En tiempos de crisis global, esta
apuesta no solo es necesaria, sino urgente.
Referencias:
ResponderEliminarBarrero Cuellar, E. (2017). La psicología como engaño: ¿Adaptar o subvertir? Ediciones Cátedra Libre.